Cauqueninos cada vez más motivados por conocer el legado del Profesor Lorenzo Baeza Vega

 

 


 

“En octubre de 1952 dos profesores chilenos- Lorenzo Baeza Vega y su esposa Adriana Martínez Haebler- son nombrados por el Ministerio de Educación de Chile (Decreto ministerial 10.642 24 de octubre de 1952) como docentes en la Escuela N° 72 de Isla de Pascua, que, hasta ese momento, y salvo excepciones, había carecido de profesores de carrera. En efecto, debido al régimen político imperante en la Isla  - una administración de naturaleza militar por parte de la Armada de Chile mediante Ley 3220 de 1917 – la escuela había estado sujeta a dicha autoridad. Por ello, también, la potestad escolar y en ocasiones la docencia en el establecimiento recaía en los Subdelegados de Marina, que por lo general eran civiles que ejercían como primera autoridad política de la isla, o en quienes ellos designaran

En 1938 la escuela había pasado a ser administrada por religiosas pertenecientes a la Congregación de las Hermanas Misioneras Catequistas de Boroa. De tal manera, en el momento de la llegada de Baeza Vega y su esposa, la escuela era un establecimiento fiscal dirigido por una orden religiosa en un territorio que, a su vez, estaba bajo un gobierno de código militar y, además, con parte importante de su extensión arrendada a una compañía ganadera extranjera que limitaba enormemente los desplazamientos de la población rapanui en la isla. El escenario era, por lo tanto, de control colonial, en el cual la escuela, como veremos, jugaba un rol adecuado al mismo.

Una autoridad de enorme peso en la Isla era el sacerdote alemán Sebastián Englert, quien había llegado a ella en 1935, siendo uno de los pocos habitantes no rapanui que dominaba la lengua local y que, además, ejercía una influencia decisiva sobre la mayor parte de las decisiones que se tomaban en el territorio, incluyendo aquellas que concernían al establecimiento escolar. Steven Fischer ilustra con claridad esta imagen de Englert: “Frecuentemente utilizaba sus sermones para castigar a quienes admitían sus pecados durante la confesión y su censura podía afectar el trabajo, el pago y el acceso a productos importados” )Fischer, 2005, p. 193, trad propia) Por supuesto, también existía otro actor en este territorio, no menos importante y que es visto por los poderes blanco-coloniales como un sujeto a veces pasivo  y en ocasiones necesario de controlar y disciplinar: el pueblo rapanui compuesto en  ese momento por unas novecientas personas de acuerdo a lo señalado por el mismo Baeza en sus escritos. Este aspecto de control y disciplinamiento no era algo menor, ya que en ese momento en Isla de Pascua los blancos eran minoría frente a los rapanui, con episodios anteriores de alzamientos locales como el ocurrido en 1914 y conocida como lo revolución de Angata.

La llegada de los profesores Baeza y Martínez, junto a otros hechos que se sucedieron en ese momento en la Isla, marcan una cierta disrupción en esta estructura de poder  político-económico y religioso en el territorio, proponiendo in situ no sólo el profesionalismo y actualización pedagógica, sino también diversas visiones crítico vanguardistas para la época. Ejemplo de esto último es el diálogo de Baeza con el Subdelegado de Marina, al llegar a la isla:

“Díjome en seguida que me estaba prohibido hablar con los nativos sobre las leyes sociales y sobre las condiciones de vida y trabajo del obrero en el continente; agregó, finalmente, que él sabía que yo había dado opiniones en este sentido y que si esto seguía ocurriendo se vería obligado a mandar un radio en clave y me hará embarcar en el primer buque que llegara la Isla. Terminó diciéndome que seguramente esto no ocurriría y que si en tal necesidad se viera lo haría saber para que me preparara.

De tal manera los profesores Baeza y Martínez parecen perturbadores para el statu quo blanco-colonial de la Isla y probablemente poco sabríamos de esta situación especifica si no fuese porque Lorenzo Baeza fue más allá de su rol de profesor y dejó escritos cientos de páginas sobre diversos aspectos de la vida isleña, las que fueron dadas a conocer sólo el año 2017. Este material corresponde a dieciséis textos escritos entre 1951 y 1952, la mayor parte de ellos dactilografiados y en general referidos a aspectos culturales y educativos de la Isla. El texto central que hemos considerado en este análisis (“Memorias noveladas”) consta originalmente de cinco cuadernos dactilografiados divididos en dos capítulos y titulados por Baeza como “Potrero de engorda” y “Mentes primitivas”. Quienes organizaron este material lo clasifican dentro del género de memorias escritas y por lo que señala el mismo Baeza el objetivo era realizar una publicación posterior: “Narro lo que he visto y lo que he vivido (…). Si alguien o muchos, al leer este libraco, creen ver su rostro desfigurado”. Baeza, 1953, p.3).

Tomando en cuenta tales antecedentes, este artículo analiza parte de los escritos dejados por el profesor Baeza durante sus dos años de vida en Isla de Pascua analizándolos en tanto material etnográfico, complementando con ello el rol de docente que tuvo su autor y dando a conocer, reforzando y también matizando algunas visiones que tuvo sobre la sociedad rapanui, el régimen de gobierno de la isla, la cotidianeidad de la escuela y el choque de visiones que su presencia y acciones produjo en el territorio. Del conjunto de páginas escritas por Lorenzo Baeza, hemos considerado aquellas que legítimamente pueden ser relevadas como material etnográfico, de acuerdo a las definiciones que haremos a continuación y que, por lo general, se refieren a los pasajes en que el autor intenta describir, a la vez que comprender, el sentido que tenía para la población de la isla aquello que observó y anotó”.

REUNIÓN DE TRABAJO EFECTUADA EL PASADO DÍA VIERNES

El viernes de la pasada semana, siempre en dependencias del “Rincón Histórico y Cultural de La Voz de la Provincia”, bajo la conducción de la presidenta de la ONG Verónica Tuki Hito y el tesorero Gilles Bordes se llevó a cabo una nueva reunión en la que sus participantes se abocaron a conocer y seguir analizando el libro “Un Profesor para Rapanui” y cuyo contenido constituye el más significativo aporte en torno a las peripecias que hubo de padecer el pueblo aborigen de la isla y el histórico protagonismo desarrollado por el profesor Baeza y esposa para dar a conocer las privaciones y atropellos de que era víctima.

En esta reunión estuvo presente el Jefe del DAEM de Cauquenes, señor Hugo Suazo Ulloa, junto a integrantes de su Equipo de Trabajo, Francisco Amigo, Claudia Abarca y Elizabeth Salgado; también el concejal integrante de la Comisión de Cultura de la I. Municipalidad, señor Guillermo García González y el Director del Liceo Politécnico “Pedro Aguirre Cerda”, señor Renato Plaza.

Este día jueves (27) está programada una nueva reunión a las 10:00 horas en dependencias del “Poli” con el propósito de continuar elaborando estrategias y acciones encaminadas a ampliar el conocimiento de la vida del profesor cauquenino Lorenzo Baeza Vega.

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