Ex alumnos provenientes de otras regiones del país dieron emotividad y trascendencia a la conmemoración en Aniversario del Liceo Antonio Varas de Cauquenes

 



Lamentaron ausencia de los ex alumnos residentes en Cauquenes y desconexión de la comunidad con su Liceo.

Emocionados, agradecidos y en ningún caso arrepentidos de haber sido presenciales participantes de la conmemoración del 186° aniversario de la fundación del hoy Liceo Antonio Varas de la Barra, ocurrida el 22 de agosto de 1837 con el nombre de Colegio Literario Provincial, siendo el 5° más antiguo del país, se expresaron ex alumnos de diversas promociones que organizadamente acudieron a los actos desarrollados durante la mañana del pasado día sábado 19.

Emocionante resultó el desplazamiento de los ex alumnos por los pasillos interiores del edificio hasta arribar al sector del patio cubierto donde tuvo su desarrollo la tradicional Clase del Recuerdo y luego, posterior a un vino de honor, el Acto Oficial que contó con la presencia, en primera fila, de la alcaldesa Nery Rodríguez Domínguez (ex alumna); los concejales Guillermo García González y Claudio Chamorro Peña; el Jefe del Daem, Hugo Suazo Ulloa (también ex alumnos); el anfitrión, Director del Liceo, señor Marcelo Torres Tapia, entre otros.

Hasta el cierre de la presente edición no contamos con los textos mismos que dieron trascendencia a las actividades emblemáticas, esto es, los discursos pronunciados en la Clase del Recuerdo y el Acto Oficial y  los cuales, vamos a intentar lograrlos para compartirlos como documentos históricos en este 186° aniversario del L.A.V. y por añadidura, históricos en el contexto de Cauquenes.

Aún más, también es de trascendencia el hecho que después de muchos años el Liceo recupera el liderazgo de un director que con todas las de la ley está en el cargo producto de un debido concurso.

La inquietud de los ex alumnos “afuerinos” en el sentido de su preocupación por la ausencia de los “locales” es una situación que amerita una revisión y una reflexión; aún más, la notoria ausencia de muchas autoridades e invitados especiales que ni siquiera dieron señales de justificación a sus ausencias, son temas que se hace menester revertirlas para el futuro. El concejal García únicamente hizo llegar su saludo.

En venideras ediciones vamos a reincidir en este análisis y mirada futura.

Más allá de este parangón que se trata del 5° Liceo más antiguo de Chile, no podemos dejar al olvido la historia misma de este emblemático establecimiento al cual, directa o indirectamente están involucradas la gran mayoría de las familias locales.

DISCURSO DEL EX ALUMNO GUSTAVO FAVRE DOMINGUEZ

 

En representación de los Ex Alumnos venidos desde Santiago y otras ciudades del país, el señor Gustavo Favre Domínguez, actualmente destacado Ingeniero Comercial y Docente Universitario, pronunció el siguiente discurso en el desarrollo del Acto Oficial:

DIRECTOR, CUERPO DE PROFESORES Y PERSONAL DEL LICEO, ALUMNAS Y ALUMNOS, COMPAÑEROS EXALUMNOS DE DISTINTAS GENERACIONES:

El himno de nuestro Liceo dice: “….. de las aulas iremos un día a los campos tribuna o taller”. Y así lo hicimos, generaciones de egresados, en nuestro Cauquenes, en nuestro Chile, y en el mundo. Pero siempre ha estado el deseo y la necesidad de volver, para recordar y agradecer. Quiero personalizar el agradecimiento y la memoria en quien fue nuestra Profesora Jefe en el Sexto B Científico, el año 1968, hace ya 55 años. La Profesora de Francés, Sra. Jadille Yamal Albornoz, quien falleciera en Marzo recién pasado. Algunos de sus exalumnos pudimos asistir a su misa fúnebre, donde me tomé la libertad de hablar en nombre de todos, agradeciendo su entrega y honrando su memoria. Podría dar tantos otros nombres, pero en aras de ser justo y no omitir, sólo el recuerdo y gratitud que extiendo a todas y todos los que fueron nuestros profesores y profesoras hace ya tantos años, y de quienes guardamos y agradecemos su aporte fundamental a lo que hemos sido y somos. Agradecimiento que extendemos a quienes oficiaban en los patios y pasillos, inspectores y personal de servicio.

En los años pasados son ya varios, los que habiendo querido volver, y con el pesar que ello significa, ya no están. A las generaciones de egresados aquí presentes nos faltan los que partieron. Aquellos con los que compartimos salas de clases, gimnasio y patio, incluyendo pichangas con una tapa de bebida oficiando de pelota, pero, por, sobre todo, sueños y esperanzas comunes. Siguen con nosotros tantas anécdotas de esos días, que permiten mantenerlos vivos en nuestra memoria. Para todos ellos nuestro recuerdo y saludo.

Las generaciones aquí presentes, como tantos otros, aprendimos de griegos y romanos, regla de tres y ecuación de segundo grado, del niño que enloqueció de amor, la aceleración de gravedad, la célula y el agua, como transformar un trozo de madera en esbelta cigüeña o lámpara de velador, o cantar “El Corralero”. También aprendimos a ver y apreciar las personas que los compañeros de curso construían, creciendo y definiendo la diversidad que enriquecía cada día nuestro ser social.

En tiempos que la conectividad no llegaba más allá de la radio que acompañaba tardes con canciones e historias, había que concertarse de palabra para los partidos de babyfútbol y básketbol, y los paseos en la plaza, donde se construían los primeros lazos con el otro liceo.

Y a pesar de lo lejano que oficiaba nuestro Cauquenes de otras capitales provinciales y la distancia a la gran capital, que poco visitábamos, hubo siembre eventos que nos acercaban, festivales de la canción y competencias deportivas regionales, sin olvidar los tradicionales partidos de fútbol ida y vuelta con el Instituto Nacional, celebrando aniversarios.

No puedo dejar de mencionar la oportunidad que nos daba, tanto de expresar nuestro compromiso con el Liceo, como poner a prueba lo aprehendido, el asumir la redacción de la  Revista Trampolín. Me tocó ser parte de ello, y en ese año quedó impreso para siempre un extraño poema que escribí para llenar un espacio que faltaba al momento de enviar a prensa.

En el tiempo que hemos vivido desde aquellos años liceanos tanto nuestro Chile como el mundo han recorrido vaivenes y remansos. Cada uno de nosotros ha asumido responsablemente sus convicciones y visiones, tratando, en el campo, tribuna o taller, de dar lo mejor para todas y todos, pero siempre expresando en abrazos de cada encuentro, el que podemos mirar hacia el pasado y decir aquí estamos de nuevo juntos, con la certeza de que tratamos siempre de hacer lo mejor posible.

Pero el Liceo no es sólo historia, los 186 años se pueden recordar y celebrar porque existe un presente. Hay alumnas, alumnos, profesoras y profesores que no detienen la historia, sino que siguen haciéndola. Los desafíos de este tiempo son sin duda otros. Talvez incluso más demandantes e inciertos. Hace una semana, en la primera clase del curso de Termodinámica que dicto para alumnos de ingeniería, a modo de introducción, hablaba sobre los grandes desafíos para estas nuevas generaciones de estudiantes, que se enfrentarán al tema crucial de la disponibilidad de energía, para mover al mundo, conectarlo y dar espacios dignos y amables a todos y en todas partes, de manera competitiva, sin uso de combustibles fósiles y con mínima intervención del medio ambiente.

Qué bueno es estar de nuevo en casa. Poder sentir las paredes de las salas de clases y pisar el mismo patio que entonces, oyendo las mismas risas, viendo nuevas generaciones de alumnas y alumnos, juventud, de esperanza, en que Chile cifra su honor y esplendor, que junto a profesoras y profesores se preparan para honrar la promesa del himno liceano.

Muchas gracias por darme el privilegio de ser la voz de tantos exalumnos presentes. Pero por, sobre todo, muchas gracias por invitarnos a todos a decir ¡presentes! y estar nuevamente aquí. Que cada agosto siga siempre convocando a los que por aquí pasaron, y que no se cansan de decir ¡Muchas Gracias querido Liceo!

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