Es bueno recordar, que aún tenemos déficit de precipitaciones.
¿Entonces por qué nos sorprende una
historia tantas veces repetida?
Existe un dicho en el campo, para el
poco previsor "pa' qué quiere casa el jote en verano"
Siempre la guerra, se gana en la paz.
Es decir, se debe siempre estar preparado. Hacer bien y de forma oportuna las
cosas. A pesar que hemos insistido tantas veces, se sigue haciendo lo
contrario.
De manera grotesca se manifiesta la
improvisación, la soberbia, los intereses económicos, el desprecio por las
leyes de la naturaleza.
¿Cuántas veces hemos argumentado la
inconveniencia de plantar especies exóticas?
Reiteradamente he insistido, que los
caminos deben ser zonas de seguridad. Se debe legislar y hacer tomar conciencia
que los bienes públicos son de todos.
Otro gallo nos cantaría si tuviésemos
bosques nativos, con raíces más fuertes, profundas y nutridas, con follajes
abundantes y equilibrados, más compactos y gran capacidad de retención de agua
lluvia. En comparación por ejemplo con un pino o una vid.
Árboles nativos, que además permiten la
proliferación de insectos tales como hormigas, chicharras y otros que perforan
la tierra. Aparte de airearla, sirven para que penetre el agua.
Es indispensable generar una red de
embalses, de todo tipo; desde grandes construcciones, destinadas a regadío o
abastecedor de agua para las ciudades y pueblos a tranques más pequeños, curvas
de nivel o simples e importantes zanjas de infiltración. En África, llamadas
sonrisas.
Que importante sería si lográramos
retener solo un 10% o 20% del agua caída.
Se evitaría buena parte de los daños
ocasionados y a cambio obtendríamos enormes beneficios; desde regular
temperatura y humedad. Evitando con ello la generación y propagación de
incendios, tener más y mejores cultivos, flora y fauna más variada y abundante,
disminuye la erosión y desertificación de los suelos, se nutren de mejor manera
las napas subterráneas.
Tener presente que las escorrentías en
superficie, muchas veces son dañinas. En cambio, las escorrentías subterráneas,
son siempre beneficiosas.
Por qué es importante resguardar los
bienes públicos (de todos).
Entre otras cosas para no usar las
playas, ríos, calles, parques, plazas y caminos como basureros. Desperdicios
que obstruyen el paso del agua en los cauces y especialmente en alcantarillas.
Alcantarillas, que absurdamente se
construyen demasiado estrechas. Desoyendo obstinadamente los inspectores de
vialidad, las advertencias de lugareños y dirigentes sociales.
Conocemos NUESTRO TERRITORIO. Como lo
expresara en una columna anterior; estamos sometidos al arbitrio de algunos
políticos y profesionales con aire de semidioses.
EDUARDO CANCINO BRAVO
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