LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS
Y LOS PRIMEROS SERÁN LOS ÚLTIMOS
La parábola de los jornaleros de la viña proclama la bondad dedos, que se
da por igual y si privilegios, como también la acogida del Señor a los
pecadores y marginados. Por eso, los justos no han sentir envidia, sino
gratitud ante el Padre que perdona y acoge a todos: Los últimos serán los
primeros y los primeros serán últimos y los primeros.
El “primer” en ser llamado a la viña es el pueblo de Israel, heredero de las promesas de los patriarcas. En este
sentido, los fariseos se venían con méritos ante Dios por conocer y poner en práctica
la Toráh con su s tradiciones y normativas. Tanto los ignorantes como los
discriminados y los paganos representan a los obreros de la ultima hora.
Jesús enseña que la misericordia de Dios no se opone a la justicia humana,
sino que la trasciende completamente en el amor y por eso los últimos
invitados, los despreciados y los alejados, son los llamados a ser perdonados.
Así, el Señor nos presenta la bondad sin límites, que está más allá de la
justicia humana, es decir, erradicar de nuestra cabeza cualquier esquema
mercantilista en el vínculo con Dios. Porque el Reino de Dios es gratis, no se
compra con nuestros méritos ni se vende. Únicamente es don que se regala
generosamente, gastando la propia vida, como lo entendió el apóstol Pablo:
¡Porque para mí la vida es Cristo!
Dios regala a sus hijos una recompensa que no guarda proporción con la
duración del trabajo. En efecto, él no se fija en las capacidades o en quien lo
merezca, sino en quien este “necesitado “de su amor.
“Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo
que a ti”.
PADRE LUIS HUMBERTO ALARCÓN
PÁRROCO PARROQUIA SANTO TORIBIO
CURANIPE
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