REFLEXIONES
EN CAMPO SANTO
Huye la risa se los labios todos;
De lágrimas se inundan las pupilas;
Sólo se escuchan trémulos sollozos
Como amarga y doliente despedida.
Cada cual hallará su tumba un día;
No hay placer, ni pesar que no sucumba;
La plegaria surja ante la fosa fría
Donde todo lo humano se derrumba.
Ante el dolor inmenso, irremediable,
Con lágrimas se enturbian las pupilas
Y, como un consuelo amable,
Florece la esperanza de otra vida.
El dolor asoma al tembloroso labio;
La ambición y el orgullo se derrumban
Y llorando el poderos como el sabio
Se prosternan doloridos en la tumba.
Aquí no existen penas, ni hay placeres;
Aquí se duerme el corazón en calma;
Aquí sucumbe el barro de los seres:
Comienza el reinado de las almas.
Instante desesperado
De honda meditación;
Se oye un consuelo sagrado:
¡Así lo ha querido Dios ¡
LEONCIO
VELOSO CISTERNAS
Cauquenes, Noviembre de 1968.
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