La buena alimentación es un aspecto de la
vida que muchas veces es olvidado, de hecho, una mala nutrición puede ser un
factor directamente proporcional para desarrollar enfermedades de salud mental.
Tanto así, que una dieta equilibrada puede ayudar a regular los niveles de
glucosa en sangre, lo que afecta la energía y el estado de ánimo.
Enero 2024.- La alimentación juega un
papel crucial en la salud mental, y diversos estudios han explorado la relación
entre la dieta y el bienestar emocional.
Un estudio realizado en abril de 2005 por el hospital McLean, afiliado a
la Universidad de Harvard, reveló que la nutrición desempeña un papel
significativo en el proceso de enfermedades mentales como la depresión,
demostrando que ciertos alimentos pueden ser tan efectivos como los
medicamentos convencionales.
“Una dieta equilibrada puede proporcionar
los nutrientes necesarios para el funcionamiento adecuado del cerebro y la
producción de neurotransmisores asociados con el bienestar emocional. Los
alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 (pescado graso, nueces), antioxidantes
(frutas y verduras), y proteínas (de origen animal o de origen vegetal mezclada
con cereales) pueden tener efectos beneficiosos para la salud mental. Por otro
lado, el exceso de azúcares refinados, grasas saturadas y alimentos altamente
procesados se ha asociado con un mayor riesgo de trastornos del estado de
ánimo”, explica Chris Pefaur, nutricionista del laboratorio Nutrapharm.
Asimismo, gracias a los resultados de un
estudio llamado: “Changing Diets, Changing Minds”, se pudo comprobar que existe
un amplio rango de nutrientes que resultan indispensables para la salud mental,
ya que al combinarlos entre sí permiten al cerebro desarrollarse y funcionar
adecuadamente. En este caso, una dieta rica en proteínas, vegetales y grasas
saludables como nueces y semillas ayuda a mantener nuestro organismo saludable
y nos protege de ciertas enfermedades. Por el contrario, el hecho de mantener
una dieta con elementos que no contienen nutrientes esenciales puede afectar el
funcionamiento de nuestro organismo. “En este sentido, la falta de nutrientes,
como vitaminas del grupo B, hierro, zinc y ácidos grasos esenciales, se ha relacionado
con este tipo de problemas, incluidos trastornos del estado de ánimo y déficit
de atención”, advierte Pefaur.
En resumen, la relación entre la alimentación y la salud
mental es compleja pero crucial. Una dieta equilibrada, rica en nutrientes esenciales,
puede contribuir significativamente al bienestar emocional. La personalización
de las recomendaciones dietéticas y la colaboración entre profesionales de la
salud se presentan como enfoques efectivos para abordar esta conexión en el
ámbito clínico.
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