Las crónicas de don Eduardo

 



Es bueno recordar, que aún tenemos déficit de precipitaciones.

¿Entonces por qué nos sorprende una historia tantas veces repetida?

Existe un dicho en el campo, para el poco previsor "pa' qué quiere casa el jote en verano"

Siempre la guerra, se gana en la paz. Es decir, se debe siempre estar preparado. Hacer bien y de forma oportuna las cosas. A pesar que hemos insistido tantas veces, se sigue haciendo lo contrario.

De manera grotesca se manifiesta la improvisación, la soberbia, los intereses económicos, el desprecio por las leyes de la naturaleza.

¿Cuántas veces hemos argumentado la inconveniencia de plantar especies exóticas?

Reiteradamente he insistido, que los caminos deben ser zonas de seguridad. Se debe legislar y hacer tomar conciencia que los bienes públicos son de todos.

Otro gallo nos cantaría si tuviésemos bosques nativos, con raíces más fuertes, profundas y nutridas, con follajes abundantes y equilibrados, más compactos y gran capacidad de retención de agua lluvia. En comparación por ejemplo con un pino o una vid.

Árboles nativos, que además permiten la proliferación de insectos tales como hormigas, chicharras y otros que perforan la tierra. Aparte de airearla, sirven para que penetre el agua. 

Es indispensable generar una red de embalses, de todo tipo; desde grandes construcciones, destinadas a regadío o abastecedor de agua para las ciudades y pueblos a tranques más pequeños, curvas de nivel o simples e importantes zanjas de infiltración. En África, llamadas sonrisas.

Que importante sería si lográramos retener solo un 10% o 20% del agua caída.

Se evitaría buena parte de los daños ocasionados y a cambio obtendríamos enormes beneficios; desde regular temperatura y humedad. Evitando con ello la generación y propagación de incendios, tener más y mejores cultivos, flora y fauna más variada y abundante, disminuye la erosión y desertificación de los suelos, se nutren de mejor manera las napas subterráneas.

Tener presente que las escorrentías en superficie, muchas veces son dañinas. En cambio, las escorrentías subterráneas, son siempre beneficiosas.

Por qué es importante resguardar los bienes públicos (de todos).

Entre otras cosas para no usar las playas, ríos, calles, parques, plazas y caminos como basureros. Desperdicios que obstruyen el paso del agua en los cauces y especialmente en alcantarillas.

Alcantarillas, que absurdamente se construyen demasiado estrechas. Desoyendo obstinadamente los inspectores de vialidad, las advertencias de lugareños y dirigentes sociales. 

Conocemos NUESTRO TERRITORIO. Como lo expresara en una columna anterior; estamos sometidos al arbitrio de algunos políticos y profesionales con aire de semidioses.

 

EDUARDO CANCINO BRAVO


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