DICHOS Y HECHOS PARA RECORDAR…..
“PATEAR LA PERRA”
=LA MUERTE CON SU PARCA INEXORABLE RUBRICA EL DIA DE LA
ALEGRÍA.
(PUBLICADA ESTA CONMOVEDORA NOTICIA EN LA EDICION DE “LA
RAZÓN”, CORRESPONDIENTE AL DÍA 28 DE OCTUBRE DE 1950.
QUIEN NO RECUERDE LA TRADICIONAL SEMANA DEL NIÑO,
ORGANIZADA SIEMPRE POR ROTARY CLUB, ES PORQUE NO TUVO INFANCIA. Y MUCHOS DE
NUESTROS LECTORES, ENCASILLADOS AHORA CON LA DENOMINACIÓN DE “TERCERA EDAD”,
TAMBIÉN DIRECTA O INDIRECTAMENTE, HABRÁN DE RECORDAR ESTE TRISTE EPISODIO.
LO MÁS PROBABLE ES QUE LEYERON ESTA NOTICIA A TRAVÉS DE
“LA RAZÓN”, PUES, NO PODEMOS OLVIDARLO, EN AQUEL ENTONCES NO HABÍA RADIO EN
CAUQUENES Y NI SIQUIERA LAS DE SANTIAGO SE PODÍA SINTONIZAR NÍTIDAMENTE POR EL
RUIDO DE LOS MOTORES DE LA EMPRESA ELÉCTRICA….
“En los precisos
momentos en que el megáfono oficial anunciaba el término de la preciosa y
alegre tarde que miles de estudiantes disfrutaban del Día de la Alegría, de la
Semana del Niño, en la cancha y bosques de la Quinta Experimental, un solo
clamor de angustia llenaba los ámbitos al presenciar, no a mucha distancia,la
trágica caída del Aeronca del Club Aéreo, debido, al parecer, a una falla de
alas.
De inmediato se
produjo el pánico y la confusión en el inmenso público allí reunido, y una verdadera
avalancha humana se desplazó velozmente hacia el punto de la desgracia.
Ante la impaciencia
propia de los momentos de angustia, los comentarios, hasta el momento de
saberse la más amarga de las verdades: habían encontrado una muerte horrorosa
el piloto, un muchacho, casi adolescente, Miguel Vega Muñoz y el mecánico Juan
Fuentes, quienes momentos antes habían deleitado con su pericia y su arrojo, a
los espectadores, al volar a baja altura frente al recinto donde se
desarrollaban los diferentes actos del Día de la Alegría.
El momento no es
para describirlo en un simple artículo de crónica. Aquello fue dantesco. En
todos los rostros se dibujaban la angustia y el dolor, y todos lamentaban, al
unísono, el trágico suceso que parecía estar reservado, por el destino cruel,
para rubricar, con el interrogatorio frío de la fatalidad, el Día de la
Alegría.
Esta ironía del
destino que sólo las incongruencias de la vida la justifican, no se borrará
jamás del recuerdo triste del pueblo de Cauquenes; pues, ella marca una hora
sombría para la marca de una de las instituciones más queridas y admiradas de
la ciudad, el Club Aéreo, que hoy está de duelo, el duelo más amargo. Han caído
las primeras víctimas, dos muchachos en la flor de la vida, cuando aún la
Aviación Civil esperaba mucho de su habilidad y capacidades técnicas.
“La Razón” se
inclina reverente ante la pérdida irreparable que significa la muerte de estos
valiosos elementos de la Aviación Civil, y muy en especial para el Club Aéreo,
institución a la cual, particularmente, Miguel Vega le dedicaba sus mejores
esfuerzos y lo mejor de sus energías de muchacho entusiasta, valeroso e
intrépido”.
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