CONOCIENDO NUESTROS ARTESANOS….
= NOMBRE: ALMA LETICIA SAUCEDO
VILLEGAS
ARTESANA, TRABAJADORA SOCIAL COMUNITARIA Y SOCIÓLOGA MEXICANA RADICADA EN
CHILE.
COMUNA: PELLUHUE-CHANCO
OFICIO/MATERIALIDAD:
ENCUADERNACIÓN ARTESANAL
TELÉFONO: +56 9 42835686
CORREO ELECTRÓNICO: tulumcero@gmail.com
¿CÓMO LLEGAS A LA ARTESANÍA?
Bueno, mira yo de alguna manera siempre he estado pegada a la artesanía,
porque en México la vida es ser artesana, en todas partes hay artesanía. Mi
papá hacía aretes artesanales con alambre, con cuentas, piedra, plata, pero
luego, ya se hizo más industrial. Yo adquirí la habilidad de hacer todo manual,
mi mamá también me enseñó hacer aretes, collares, a engarzar. Cuando estaba en
la Universidad no tenía trabajo y tenía que mantener a mi hija, entonces me
decidí a hacer aretes y me hice amiga de una mujer que era artesana 100%. Ella
me enseñó muchas cosas; como técnicas, piedras, donde comprar y así me mantuve
un tiempo, completaba para mis gastos, de pronto tenía trabajo, pero nunca nada
es permanente, en México es muy difícil. Entonces me dediqué y me gustó. Luego
entre a trabajar a una oficina, en ella también a la gente le gustaban mis
aretes, me decían: ¡qué bonitos aretes! Entonces hacía aretes como para el
público de la oficina, de las áreas públicas, otros más para hippie y otra para
los punks, personalizados y eso también lo hago ahora, de meterme y pensar en
la gente y al mismo tiempo en lo que a ti te gusta y en la materialidad de las
cosas.
En ese tiempo también empecé a reciclar, porque iba a los mercaditos, allá
les dicen pulgas, son ferias enormes, y que muchas veces traen cosas de Estados
Unidos, en donde no saben lo que tienen realmente y a veces había joyeros,
encontraba buenas cosas y hasta de plata, era interesante.
¿DE QUÉ PARTE DE MÉXICO ERES TÚ?
Yo nací en la Ciudad de México, el ombligo del mundo. Supongo que muchas
culturas dicen serlo, la Ciudad de México realmente lo es, allí están
concentradas todas las etnias y los grupos que hacen artesanía. Pero después yo
me fui a vivir al norte, a 2 horas de la frontera con Estados Unidos, en Monterrey.
Era una ciudad industrial, contrastante, como todas nuestras ciudades
latinoamericanas, desde todos los contrastes de clases, de riqueza de cultura.
En México hay 64 lenguas y ahí donde yo vivía ya habían registradas 50, o sea,
estaban todos los grupos étnicos que habían migrado hacía allá. Me tocó
trabajar en una institución que atiende a los pueblos indígenas, acompañarlos
en proyectos para tener sus procesos productivos, entre esos había mucho de
textil. A mí siempre me ha gustado el textil, toda la vida no sabía de dónde
era ese gusto, pero siempre lo tuve, compraba y usaba variedad de textiles.
Me encantó porque conocí a las personas que hacían las cosas, antes yo las
compraba con los distribuidores o gente que vendía en la calle, pero acá eran
los grupos que mantenían sus saberes en las artesanías. Entonces conocí los
Huicholes que hacen con chaquiras (mostacillas). Las señoras, generalmente las
mujeres en casi todos los grupos obviamente son las que se dedican al textil,
al bordado, a los telares, aprendí que todo tenía un significado y todo tenía
una forma de bordarse, tenía un nombre y el significado de los hilos. Lo
aprendí porque estaba yo trabajando. A mí ya me gustaba, pero nunca había
profundizado. Me gustó, que se utilizaba lo que allá le dicen “crea”, pero
nosotros en Chile le decimos manta. Es de algodón y en este grupo, los tiñen de
manera natural, pero porque su condición geográfica les permite hacerlo.
¿CÓMO LLEGAS A LA ENCUADERNACIÓN ARTESANAL?
Cuando yo era niña, vivía en una delegación que se llama Coyoacán. Que es
donde nació y creció Frida Kahlo, un lugar de mucha cultura y bohemia. Mi papá
me llevaba a la escuela a la vuelta de mi casa y en el camino existía una
imprenta. Yo desde que era chiquita la veía y pensaba que me gustaría trabajar
en eso, en tener papeles, no sé por qué, cuando pasaba pedía los sobrantes, me
encantaban los papeles, yo quería estar cerca de ellos. Pero bueno, crecí, me
fui por otro camino en mi vida. Pasaron los años y una vez vi que había un
curso de encuadernación artesanal gratis. Lo ofrecía el Gobierno, una Institución
de Cultura y dije voy a ir. Me encantó la encuadernación. Tenía una muy buena
profesora que me hizo enamorarme más del oficio, allí diseñan de todo. Pero
casi todos los que iban eran muchachos, de 20 a 25 años que estaban estudiando
artes visuales, ellos tenían una formación artística, yo no, entonces la
profesora nos enseñaba el formato, cómo se llamaba, pero tú le ponías la
creatividad, todos hacían cosas maravillosas y yo le decía es que no soy
artista, pero ella me dijo haz algo que se te ocurra. Yo me decidí por el
bordado e hice un catálogo de bordar con el soporte que ella me enseñó,
entonces tomé el bordado Tének, que es de la zona Huasteca, donde mi papá había
nacido. Este bordado tiene su particularidad porque es una tela que se llama
Cuadrillé, punto de Cruz y solo utiliza ciertos colores. Me gustó que me
enseñara así, que después una tuviera la libertad y la creatividad de hacer lo
que quisiera y seguí tomando muchos cursos con esta profesora y luego pensé en
que lo que una aprende, si no lo practicas se olvida y como yo daba talleres de
fomento lector, siempre tenía hojas de colores, así que empecé a hacer libretas
y las regalaba a amigos o amigas y les decía, te regalo una libreta, ¿te gusta?
Ellos me respondían: ¿pero por qué no las vendes? Así empecé a vender. Todavía
tengo una de esas, mi primera libreta que creé yo sola, es algo muy especial
porque me costó mucho hacerla y la utilizo solo para escribir poesía. En ese
entonces, todavía compraba a veces tela de algodón, alguien me decía: ¿no
podrás cortar este trozo y ponerlo en la libreta? Porque a veces te gusta mucho
una blusa y no la puedes usar, entonces, ese pedacito lo quiero en la libreta.
Así empecé a hacerlo y a combinarlo con bordado.
¿CÓMO LLEGAS A CHILE?
Yo llego a Chile porque mi hija se viene en 2009 a realizar un Magíster a
Santiago, nos veíamos cada año, pasaron como 7 años, yo ya la veía súper
instalada. Me preguntaba: ¿se habrá enamorado de Chile o de un chileno? Le
hablé y le dije, ¿Sabes qué? eres mi única hija y yo no quiero vivir lejos de ti.
Yo no quiero ser de esas películas dramáticas que te estás muriendo y al final
llega la hija, en el último momento. Ella me dijo, pues vente. ¿Pero
renunciarías a todo? Yo en México no tenía un trabajo fijo, pero si tenía uno,
ósea, gran parte de mi labor era en mi área, porque yo había estudiado
sociología, luego estudié una maestría en trabajo social y luego un doctorado
en asuntos urbanos. Entonces trabajaba en dos universidades, daba talleres,
hacia proyectos, asesoraba, pero los domingos había un lugar que se llamaba ¨El
Corredor del Arte¨ en el centro de la ciudad. Allí te permitían vender siempre
y cuando tú hicieras las cosas, no podías revender ropa americana, ni cosas
chinas, siempre te iban a vigilar. Por lo que con una amiga me fui a instalar;
llevaba libros, las libretas, los aretes, creo que 2 años trabajé en ese lugar,
aunque el sol era terrible, estas como a 35 o 38 grados todo el año.
Quiero darle esa visión a la gente, cuando ve las libretas, que te escuchen
si quieren escuchar, yo dejaba claro que el trabajo estaba hecho con cartón de
reciclar y ellos decían, pero se ve el cartón y les decía: es que yo quiero que
usted lo vea y se dé cuenta que no porque vea la rayita del cartón, quiere
decir que no le sirve porque usted lo necesita. En general procuro explicar de
dónde vienen las telas, lo del reciclado de las hojas, a la gente le gusta,
porque la encuadernación es artesanal. Pero después de la pandemia, casi no hay
papel ecológico, y no me gusta ocupar papel blanco.
¿QUÉ ES LO MÁS
DIFÍCIL DEL TRABAJO ARTESANAL?
Yo tengo que pensar y procurar ir hacia otros espacios, porque aquí no se
vende mucho. La comercialización es un tema porque la gente en general que se
acostumbró al teclado, a lo digital, ya no se le hace natural escribir en sí, y
en cambio yo soy de libretas, siempre tengo que estar anotando. Bueno, no sé si
me has visto, tengo que escribir a mano y después ya las transcribo en digital,
pues porque me fluye de otra forma lo que estoy pensando.
¿CÓMO HA SIDO LA
RELACIÓN CON LOS COMERCIANTES DE ARTESANÍAS?
Bien, Pauli una chica que le gusta la cultura tiene una librería en
Pelluhue, ella es mediadora de lectura y me pidió las libretas. También mi hija
que cose, le pidió portalibros, es como una cadena de elementos que se juntan
con la libreta. En línea vendía más cuando estaba la pandemia. Dos veces ha
venido una señora de las artesanas, me dio mucho gusto también.
¿QUÉ ES LO MÁS DIFÍCIL DEL TRABAJO
ARTESANAL?
La comercialización y competencia de productos chinos. Es difícil, por
ejemplo, una vez tome un curso que impartió PRODEMU de cómo hacer proyectos y
yo ponía ahí que había competencia con los productos chinos, ellos me
explicaban que no era así. Pero si entro
a una tienda de productos chinos, veo los precios, yo digo no puedo competir
con esto, no se puede. Eso le ha pasado a mucha gente con otros productos y
durante dos décadas que estamos invadidos de productos de origen chino y ¿saben
lo que hay de explotación detrás?
¿QUIÉN LEGARÁ TU CONOCIMIENTO?
En cuanto a la encuadernación,
fíjate que cuando yo estaba en México, justo pensando si tomaba los cursos o
no, mi hija llegó a visitarme y me dijo, ¿qué crees? Tomé un curso de
encuadernación y me enseñó a hacer la libreta. Se va, me deja la libreta de
muestra y pensé: yo no puedo con eso. Cuando llegué aquí, ella vivía con unas
amigas que habían tomado un curso de encuadernación, ellas si hacían libretas,
pero digamos que la forma más sencilla, igual como para sobrevivir. Pero bueno,
ya me lo tomé más en serio, aprendí algunas cosas más por YouTube, que igual sí
aprendes muchas cosas, pero si no tienes las bases, es muy difícil lograrlo.
Mi hija adquirió algo de ese trabajo de alambrismo, en verano hay mucha
gente con diferentes gustos, entonces creamos artículos más artesanales, cosas
más artísticas, hacemos llaveros, aretes y coles.
¿TE HA SENTIDO
LIBRE SIENDO ARTESANA?
Yo creo que eso es lo bonito de la artesanía. Que es finalmente fomentar tu
creatividad y cómo aprender a estar contigo mismo, pensando, ideando. Por
ejemplo, mis libretas nunca, una va a ser igual a otra. Porque son pedazos de una falda, de una
blusa, etc. Cuando llegué aquí (a Pelluhue) me metí en todos lados que podía,
porque finalmente, quiero estar aquí, no puedo estar encerrada porque nadie me
va a ir a tocar a mi puerta. Mi hija, ella es costurera, ya tenía conocidos, un
vínculo con manos de María, mi hija había hecho un encuentro.
Cuando tomé ese curso de PRODEMU, conocí a dos personas de Manos de María,
en paralelo, mi hija me dijo estoy embarazada y Manos de María gana un proyecto
de medio ambiente para hacer cuentos textiles. Cada cuento era una historia que
tuviera que ver con la buena alimentación, el cuidado del medio ambiente. Una
de ellas me dijo: nos ganamos un proyecto y va a venir un artista textil a
darnos un curso, pero Alejandra (mi hija) va a tener al bebé, no va a poder
venir, pero te invitamos a ti. Fui, terminamos el curso y me dijeron que me
integrase y que hiciéramos los cuentos. Aporté el bordado, luego ya me dijeron
que podía seguir asistiendo y me quedé ahí. Cuando vi ese mundo, ese galpón así
lleno de telas también para mí es un vínculo, porque mi mamá sabía coser
perfecto, al punto que nos hizo los vestidos de las fiestas de las primeras
comuniones, el uniforme, o sea, era una costurera y hacía muñecos de peluche,
ella tenía todo para las manualidades, aunque era secretaria.
¿CÓMO ES SER ARTESANA MIGRANTE EN CHILE?
Me ha costado trabajo estar instalada en el Pueblito Artesanal de Curanipe
con una Cooperativa. El puesto lo compartimos entre 5 y está a nombre de un
amigo de mi hija. Yo fui a la alcaldía a pedir un puesto, me dijeron lo que
tenía que hacer y lo que debía presentar, pero jamás se contactaron, ósea, si
no fuera porque estoy vinculada a ellos (la Cooperativa) no hubiera podido
estar ahí; es complejo.
¿SIENTES QUE HAY UN TRATO DIFERENTE CON LAS PERSONAS POR SER MIGRANTE?
Fíjate que no, pero las personas tenemos un lenguaje gestual, un lenguaje
con los ojos, una forma de acercarse, yo no puedo decir que hay un maltrato,
pero sí siento que hay una línea roja, una distancia. O sea, no de toda la
gente, está claro, pero sí, se te quedan viendo. Es que nos ha pasado, que
consultan la nacionalidad con un tono de voz sarcástico: ¿Eres ecuatoriana,
colombiana? Cuando respondo, no, soy de México entonces hasta les cambia el
rostro; y me dicen cosas de México, que les encanta lo mexicano, los artistas,
me hablaban de las artesanías, o sea, siempre algo saben de México que les
agrada. Es muy bonito descubrir que en
Chanco está arraigado la cuestión de la música ranchera mexicana, me
sorprendió. Pude ir este año y ver un mariachi que estaba tocando adentro de la
Iglesia y sale, va por toda la calle cantando y cuando me dijeron que eso
existía, yo lo fui a ver.
¿CÓMO HA SIDO EQUILIBRARA LA VIDA FAMILIAR CON LA ARTESANAL?
No fue difícil, porque todos esos ámbitos me gustan. Pero si lo pienso en
términos laborales, yo llegué aquí y me inscribí a un diplomado en fomento
lector en Valdivia, en la Universidad Austral. Asistía cada 15 días, lo hice
pensando en la conectividad que existe en México, que llegas a la terminal y
puedes ir a donde tú quieras y aquí no es así. Pero bueno, tenía que aprender
eso, luego en ese proceso, medité: ¿quién necesita una doctora en asuntos
urbanos en este lugar? para seguir en esa ruta debía irme de la comuna y en ese
primer año fue cuando me empezó a doler la pierna, fui a México, regresé con el
diagnóstico de artrosis. Ya me dijeron que tenía que juntar dinero para la
prótesis porque es muy cara. Todo cambió y venía aquí al consultorio, iba con
el kinesiólogo, terminé por depender totalmente de mí hija económicamente, o
sea, digo igual hice muchas libretas y bordé, pero no era mi proyección.
Antes pensaba si me tengo que salir de la comuna a trabajar, no tengo
ningún problema, me voy, pero no pude y luego vino la pandemia. Ya al final
casi no podía caminar, tenía que caminar con dos bastones. Cambió mi vida por
completo. Empecé a pensar y pensar: ¿qué voy a hacer? Dije, me voy a dedicar
100% a esto, también cada vez que íbamos a México traíamos artesanías para
vender y así íbamos viendo que hacíamos.
¿ES SOSTENIBLE TU
ARTE DESDE LO AMBIENTAL? ¿ES SOSTENIBLE EL ACCESO A SU MATERIALIDAD?
Sí, porque trabajo
con materiales reciclados. Antes de la pandemia conseguía más fácil el papel
ecológico y hasta las tinturas trato de experimentar con productos naturales,
con café, con boldo, en fin. Trato de aplicar lo que nos dijeron y es que
seamos creativas y no vayamos a comprar 3 kilos de alguna cosa a china, sino
que probemos con lo que tenemos a mano.
¿HAS RECIBIDO APOYO
(GUBERNAMENTAL/ ONG/ ETC.)?
Solo ese curso de
PRODEMU que era para hacer el plan de negocios y al final de la capacitación
como de dos meses nos daban un apoyo económico, en mi caso lo utilice para
herramientas, hojas, punzones.
¿SI VOLVIERA A
NACER, ELEGIRÍA DE NUEVO A LA ARTESANÍA? ¿CAMBIARIA ALGO?
Yo creo que sí,
porque cuando yo era chica tenía dos hermanos mayores, los veía llegar a casa
con sus trabajos de artes plásticas y yo soñaba con llegar a esas clases.
Cuando llegó el momento, me dijeron que las mujeres íbamos a clases de
taquimecanografía y yo no quería, yo estaba apasionada con la idea de hacer
artes plásticas. Lloré y pataleé, mi mamá trató de convencerme diciéndome que
me iba a servir en la vida, pero yo quería hacer lo de mis hermanos, así que
quede frustrada y aunque tomé unos talleres de dibujo en el parque, yo quisiera
poder hacer algo más artístico o estudiar química.
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