NO TEMAS MARÍA, PORQUE DIOS TE HA FAVORECIDO
María
es saludada por el Ángel: “Alégrate, llena de gracia”. La expresión “alégrate”
es un llamado a las alegrías mesiánicas anunciadas por los profetas. Es decir,
es invitada a una tarea especial y única: “Ser la Madre de Dios”. El hecho
acontece en el tiempo del rey Herodes y en un lugar concreto: Nazaret, pequeña
aldea sin importancia para el judaísmo centralista de Jerusalén, sino
absolutamente lo contrario, la “periferia”: la coordenada espacial que Dios ha
querido elegir para su Encarnación y que se da en una joven mujer.
María
es novia comprometida con José, en un periodo jurídico llamado, el
“desposorio”. Todo está arreglado para que sean marido y mujer, pero por ahora
uno vive en su casa, guardándose fidelidad. El modo como Jesús fue concebido
muestra, por una parte, la novedad con que Dios obra en la historia; y, por
otra, ser considerado hijos adoptivos –los creyentes- no estamos relegados del
don de Dios encomienda una misión, otorga la “gracias” porque Jesús con su
encarnación nos abre el camino hacia la ida con Dios.
Sin
duda que son dos los personajes que sobresalen: “la Palabra” y María”. Esta
última representa a la porción de la humanidad que pese a la marginación e
injusticia de las autoridades socio – religiosas de su tiempo, confía, espera y
está disponible al querer de Dios. Por su parte, la Palabra-Dios que se
pronuncia crea, trasforma y sin violentar la voluntad del creyente lleva a una
adhesión y aceptación alegre de la voluntad divina, tal como la de María:
“Hágase en mí, según tu Palabra”.
“Concebirá
y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
PADRE. LUIS HUMBERTO ALARCÓN
PÁRROCO
PARROQUIA SANTO TORIBIO
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