LA FAMILIA DE NAZARETH, ESCUELA DE VIRTUDES HUMANAS
Este
domingo hemos de considerar a Jesús en su condición de Hijo de María; a la
Virgen en su condición de madre y esposa; San José como padre adoptivo de Jesús
y esposo de María. Todo lo que acontece en la Sagrada Familia evoca las
virtudes domesticas que reinaban en su entorno: La fe, la fidelidad, el
trabajo, honradez y el respeto mutuo entre marido y mujer y entre padres h
hijos. Sin embargo, más allá de estas virtudes, los padres de Jesús cumplen con
lo prescrito en el: al octavo día, el niño debía ser circuncidado y treinta
días después se procedía al retiro de la purificación, ligado al culto.
José
y María son personas pobres; por tanto, el sacrificio que ofrecen a Dios es
todo lo que los pobres tienen para dar: un par de tórtolas y dos pichones. De este
modo, en la persona de sus padres, Jesús se presenta a la humanidad y a Dios
como pobre. Y en la palabra del anciano Simeón y Ana, las esperanzas y anhelos
de todos los sufrientes encuentran una respuesta. Es decir, ambos representan a
todas las personas que, en el pasado y hoy, esperan días de consolación.
Pero
eso Jesús es la realización de la esperanza de todos los pobres del mundo,
porque es la luz para iluminar a las naciones y, al mismo tiempo, signo de
contradicción. Suscita divisiones, porque ante su Palabra nadie queda
indiferente y sus interlocutores deben tomar una decisión: “estar con Cristo o
no”. Con María y José, que se deciden
por el proyecto de Dios. Ambos tienen algo que hoy se ha perdido, la fe y
confianza en Dios. Por tanto, ¿qué tiene de particular la Sagrada Familia? Que,
a pesar de las dificultades, no renuncian al amor, a la generosidad, a la
abnegación de sí mismo, a la atención del otro, es decir, todos buscan la
santidad y la voluntad de Dios.
“Este
niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de
contradicción.
PADRE. LUIS HUMBERTO ALARCÓN
PÁRROCO
PARROQUIA SANTO TORIBIO
CURANIPE
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