Los recientes resultados de la Prueba de Acceso a
la Educación Superior (PAES) para la admisión 2025 han puesto nuevamente en
evidencia las brechas educativas que persisten en nuestro país. Al analizar las
tendencias principales, observamos que los mejores puntajes se concentran en
colegios particulares pagados, mayoritariamente ubicados en comunas de altos
recursos. El 98% de las instituciones con mejores resultados son particulares
pagados, con solo un colegio municipal y uno particular subvencionado en esta
lista. Además, el 63% de estos establecimientos pertenece a la Región
Metropolitana, lo que refuerza la centralización de las oportunidades
educativas, a pesar de casos destacados como el Colegio Pinares de Chiguayante
en la Región del Bío Bío, que lideró este año el ranking.
Por otra parte, se observa poca movilidad en la
evolución del porcentaje de estudiantes con mejores puntajes provenientes de
colegios municipales. Este indicador ha variado sólo marginalmente en la última
década, fluctuando entre un 9,8% (2018) y un 11,1% (2022) con una baja al 9,7%
en 2025. Esto nos invita a reflexionar sobre las desigualdades estructurales
que impactan directamente en las oportunidades futuras de miles de jóvenes.
Estos resultados no son casuales, sino el reflejo de
un sistema educativo que perpetúa desigualdades. La concentración de recursos
en establecimientos particulares pagados, junto con una financiación
insuficiente y desigual para la educación pública, limita las posibilidades de
miles de estudiantes en contextos vulnerables. Esta disparidad tiene
consecuencias de largo plazo. La PAES no solo mide conocimientos adquiridos,
sino que actúa como un filtro para el acceso a la educación superior,
condicionando las opciones de desarrollo profesional y social de las nuevas
generaciones.
Ante esta realidad, es imperativo que avancemos en
estrategias que promuevan una educación más inclusiva y equitativa. Algunas de
las acciones concretas que deben ser priorizadas incluyen el fortalecimiento de
la educación pública, incrementando la inversión en infraestructura,
capacitación docente y materiales educativos de calidad en colegios
municipales; la implementación de programas de nivelación y refuerzo para
reducir las brechas de aprendizaje, una descentralización de recursos que
permita una distribución equitativa de oportunidades educativas en regiones y
por supuesto, promover la colaboración entre instituciones educativas, empresas
y organizaciones sociales para extender el alcance de recursos y herramientas
innovadoras a sectores más amplios.
Cabe señalar que, como actores del ecosistema
educativo, en Santillana Chile nos sentimos orgullosos de contribuir al
desarrollo de los estudiantes del país. De los 100 colegios con mejores
resultados en la PAES 2025, un 69% utiliza nuestras soluciones educativas, y un
26% se apoya específicamente en la plataforma Pleno para preparar a sus
estudiantes. Estas cifras nos inspiran a seguir trabajando en proyectos que
fomenten la innovación y el acceso equitativo a herramientas de calidad.
No obstante, entendemos que nuestro compromiso no
puede limitarse a los logros actuales, como profesionales de la educación,
conocemos el poder transformador que esta tiene en la sociedad y hacemos un
llamado a todas las partes involucradas a construir un sistema más justo y
equitativo.
Solo a través de una acción conjunta y sostenida
podremos garantizar que cada joven en Chile tenga la oportunidad de alcanzar su
máximo potencial, independientemente de su origen socioeconómico o lugar de
residencia. La educación es el motor del progreso, y hoy, como sociedad,
tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que nadie quede atrás.
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